En la consulta astrológica como en otras disciplinas de auto-conocimiento, hemos de prestar atención porque los diferentes enfoques que inspiran nuestro trabajo, consciente o inconscientemente, siguen líneas patriarcales, que creen en la existencia de un Dios “trascendente”. Este dios o ideal a conseguir, no está en la tierra y en contacto con nuestros impulsos humanos, sino que se alcanza sólo cuando sublimamos el instinto. O sea que nuestra versión más pulsional y salvaje es rechazada y juzgada.
El patriarcado, basado en la violencia del más fuerte sobre el más débil, sobre-exige al niño que hemos sido primero, y al adulto que lleva esas experiencias de constante agresión del exterior dentro. Esto va creando una personalidad reactiva y en constante defensa que hace que perdamos el contacto con nuestro interior, provocando una aversión hacia las emociones y todo lo que no podemos controlar.
Sin embargo, la inteligencia emocional es algo que se puede adquirir y educar. Podemos incorporar el ‘principio femenino’
La Terapia de Astrología Holística pretende devolver estos dones del “principio femenino” como la compasión y el amor, que comienzan por restablecer la sensibilidad con uno mismo. Incorporando el respeto y cuidado hacia uno mismo como eje fundamental; en contraposición con la tendencia al constante auto-cuestionamiento de las escena psico-terapéutica actual que deja muy desvalidos a personas que están sufriendo maltratos o a los clientes en general.
Los profesionales de este área no tenemos la sensibilidad suficiente hacia nuestros propios dolores de la infancia y en consecuencia, no la tenemos hacia los de los clientes. No nos posicionamos en contra del maltrato y justificamos las faltas de un otro maltratador intentando llegar al perdón compulsivamente y de manera ficticia. si la entiendo pero me parece que debe ser desarrollada.
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Por ejemplo, estamos convencidos de que debemos trascender nuestros celos en pareja, cuando nos pueden estar avisando de una situación peligrosa para nosotros. El trabajo que propongo es la restitución del instinto de auto-preservación dormido y la valoración de la propia subjetividad, es decir: si una persona se siente maltratada, en lugar del análisis coherente de su conducta hemos de brindar todo el amor que la persona necesita para que se abra a expresar su odio. El odio merece también tener un lugar tan válido como el amor.
Esto lleva inevitablemente a considerar las heridas de los primeros años del cliente, ablandando al adulto validando la subjetividad no escuchada de la infancia para incluir las emociones sin juzgarlas. Esto produce una sensibilidad hacia uno mismo, permitiendo la forma más sublime de inteligencia la empatía hacia el dolor ajeno.
Conceptos básicos de la consulta de astrología feminista. Cada pregunta va a conectar a un link que está desarrollado allí
- La mayoría de terapeutas impulsan a sus pacientes a ponerse en el lugar del otro y comprenderlo, mi propuesta es validar plenamente la subjetividad de cada persona y acompañarla a que se posicione de su parte, y se anime a defenderse y poner límites cuando haga falta.
El edipo clásico surge de una perspectiva patriarcal, y explica que el niño se interpone en la relación entre la madre y el padre. Desde una perspectiva lunar, es decir, una que considera al niño interno, es el padre quien se impone en la relación entre la madre y el hijo, y que puede llegar a desarrollar una relación de competencia con su propio hijo.
Video mindalia TV desarrollando estos conceptos:
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Algunas autoras feministas dicen que el proceso de evolución colectiva se dividió en tres fases. Una primera fase matriarcal (oscuridad, caos, inconsciente…), una segunda fase patriarcal
(discriminación, orden, y la revalorización de la relación femenino-masculino. Esta tercera fase en la que actualmente estamos entrando tiene que ver con la revitalización del femenino olvidado.
En el proceso de evolución individual también transitamos esas tres fases. La primera es Lunar, y tiene que ver con la indiferenciación en el vínculo, la segunda es Solar y tiene que ver con el empoderamiento y florecimiento personal y la tercera, relacionada con el Ascendente, tiene que ver con las relaciones y la cooperación en los vínculos.
El niño no tiene herramientas para defenderse de la presión y exigencia impuesta por los adultos, descargada sobre ellos ‘por su propio bien’. A medida que maduramos es recomendable incluir la ira como una emoción necesaria y perfectamente válida para el crecimiento personal. La descarga del odio permite que la energía bloqueada se libere y tener una percepción clara de l injusticia.Toggle Content
Es la capacidad de percibir al otro implicado en el vínculo. Dado que las mujeres tenemos más desarrollada esta capacidad de ver al otro, nuestro desafío es vernos y darnos a nosotras mismas. Este empoderamiento hace que salgamos del lado de la víctima y podamos ver la relación de forma auténtica, más libre de nuestras proyecciones.
La psiquiatra Alice Miller explica que este mandamiento está hiper presente en nosotros, provocando un freno en nuestro proceso terapéutico. Dado al miedo de los terapeutas a sus propios padres, no le damos espacio a los consultantes para descargar el estrés de la infancia, llevándolos a perdonar antes de tiempo las agresiones y maltratos de sus padres.
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